Un día en la vida de un jubileta (II)

En el centro de salud 08:00 a. m.

-¡Hombre!, Fulgencio, llegas tarde.
-¡Pero si acaban de abrir!
-Ya, pero aún no eran menos cuarto y ya estaba yo aporreando la puerta. No veas la cara que me puso el celador.
-Me la imagino, pero que se aguanten, que para eso cobran.
-Sí, y por encima no hacen nada los muy holgazanes, en nuestros tiempos eso no pasaba.
-Es verdad, la juventud de ahora da asco.
-¿Para qué hora tienes cita?
-Para las once y media, ¿y tú?
-Yo para las doce y cinco, pero no sé si voy a entrar.
-¿Y eso?
-Pues parece que la médica ha cogido vacaciones y han mandado un sustituto; y por muy médico que sea no tiene las piernas de la doctora.
-Ni lleva las mismas minifaldas, jeje.
-Sí, es de esos que se pasan la consulta mirando para el ordenador.
-Es que los médicos de ahora sólo sirven para firmar las recetas, al parecer ellos escriben en el ordenador lo que te pasa y luego el ordenador "ordena", por eso lo llaman así, el tratamiento que te tiene que poner.
-Pues no lo sabía, pero debe ser verdad porque los médicos más viejos apenas lo usan y esos sí que saben de medicina.????
-¡Oye!, una cosa, has estado varios días sin aparecer por aquí, ¿te pasó algo?
-Gripe, tenía fiebre, tos, la nariz atascada, ...
-Pues te veo muy bien.
-Sí, es que Ramira me preparó unos vahos de eucalipto para el atascamiento de la nariz, algo de agua de cebolla para la tos y para la fiebre le apliqué el remedio de la zapatilla.
-¿¿¿¿El remedio de la zapatilla
-Sí, sólo se necesitan una cama, una botella de coñac y una zapatilla de esas de andar por casa.
Se mete uno en cama, coloca la zapatilla encima de la cama y empieza a trasegar el coñac hasta que en vez de una zapatilla se vean dos. En ese momento se acuesta uno y al día siguiente se levanta más fresco que una rosa.
-Jejeje, creo que yo también me voy a poner enfermo esta noche. Donde estén los remedios caseros que se quiten los médicos y sus malditos antibióticos.

11:00 a.m.

-¡Mira!, la chica esa acaba de llegar hace un rato y ya la han llamado; y a nosotros, que llevamos aquí tres horas, nada.
-Yo creo que nos dejan para el final a ver si nos morimos aunque sea de aburrimiento.
-Claro, como somos viejos y ya no damos más que gastos pues creen que el mejor sitio para nosotros es el hoyo.
-Pues yo pienso vender caro mi pellejo. No voy a estirar la pata sin antes pasar por quirófano.
-¿Y eso?
-¿Tú sabes lo que le cuesta a la Seguridad Social una operación?
-Supongo que mucho.
-Pues eso, para que se jodan los del gobierno.
-Sí, por tratarnos como despojos.
-Peor que eso, nos tratan como basura.
-Mira, ya me estoy poniendo de mala virgen. Me voy al bar a jugarme la paga extra en la tragaperras.
-¡Pues yo también, coño!, si la nuera quiere pagar la hipoteca pues que trabaje más.
-¡Así se habla!, ¡vamos!